Una hija envió un correo electrónico a su padre

Ayer mi hija me volvió a enviar un correo electrónico preguntando por qué no hacía algo útil con mi tiempo.

Como si sentarse en la piscina y beber vino no fuera algo bueno.

Hablar de mi “hacer algo útil” parece ser su tema de conversación favorito.

Ella “sólo pensaba en mí” y me sugirió que fuera al centro de la tercera edad a pasar el rato con los chicos.

Lo hice y cuando llegué a casa anoche decidí darle una lección para que no se meta en mis asuntos.

Le envié un correo electrónico y le dije que me había unido a un club de paracaidistas.

Me contestó: “¿Estás loco? ¿Tienes 70 años y ahora vas a empezar a saltar de aviones?”.
Le dije que incluso había conseguido un carné de socio y le envié una copia por correo electrónico.

Inmediatamente me llamó por teléfono,

“¡Dios mío, dónde están tus gafas! Esto es una membresía a un club de asistentes, no a un club de paracaidistas”.

“Oh, tío, estoy en un lío otra vez; realmente no sé qué hacer… Me he apuntado a cinco saltos a la semana”.

La línea se quedó en silencio y su amiga cogió el teléfono y dijo que se había desmayado.

La vida de una persona mayor no es más fácil, pero a veces puede ser divertida

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