Un tejano invita a una ronda de bebidas para todo el bar y anuncia que su mujer acaba de dar a luz a su primer hijo, un bebé “típicamente tejano” que pesa 24 libras.
Las felicitaciones le llueven de todas partes, junto con muchas exclamaciones de “¡Wow!”.
Dos semanas después, el tejano vuelve al bar.
El camarero le dice,
“Oiga, usted es el padre del típico bebé tejano que pesó 25 libras al nacer.
¿Cuánto pesa ahora?”.
El orgulloso padre responde: “18 libras”.
El camarero, desconcertado y preocupado, pregunta,
“¿Por qué? ¿Qué ha pasado? Ya pesó 24 libras al nacer”.
El padre tejano da un lento trago a su cerveza de cuello largo, se limpia los labios con la manga de la camisa, se inclina hacia el camarero y dice con orgullo: “Le han circuncidado”.