Una rubia estaba leyendo una revista Vanity sobre cómo los baños de leche la harían bella.
Así que al día siguiente, dejó una nota para que su lechero le dejara 25 galones de leche.
Cuando el lechero leyó la nota, pensó que debía haber un error.
Pensó que probablemente se refería a 2,5 galones.
Así que llamó a la puerta para aclarar el punto.
La rubia se acercó a la puerta y el lechero le dijo: “He encontrado su nota en la que me pide que le deje 25 galones de leche, pero ¿quería decir 2,5 galones?”.
La rubia dijo: “No, quiero 25 galones. Voy a llenar mi bañera de leche y a darme un baño de leche para estar aún más joven y guapa”.
El lechero preguntó: “¿La quiere pasteurizada?”.
La rubia dijo,
“Oh no, hasta los hombros está bien”.