Una novia le dice a su marido: “Cariño, sabes que soy pura y no sé nada de hacer el amor. ¿Puedes explicármelo primero?”
“De acuerdo, cariño”.
“Simplificando, llamaremos a tu lugar privado ‘la prisión’ y llamaremos a mi cosa privada ‘el prisionero’.
Así que lo que hacemos es poner al prisionero en la prisión”.
E hicieron el amor por primera vez y el marido sonreía de satisfacción.
Dando un codazo, su novia soltó una carcajada,
“Cariño, parece que el prisionero se ha escapado”.
Poniéndose de lado, sonríe y dice,
“Entonces tendremos que volver a encarcelarlo”.
Después de la segunda vez, la novia dice,
“¡Cariño, el prisionero ha vuelto a salir!”
El marido se pone a la altura y vuelven a hacer el amor.
La novia vuelve a decir,
“Cariño, el prisionero se ha escapado otra vez”.
A lo que el marido gritó,
“¡¡¡Eh, no es una cadena perpetua!!!”