Un día, una mujer llegó a casa temprano y encontró a su marido en la cama con una joven muy atractiva.
Naturalmente, estaba muy disgustada.
“¡Eres un cerdo irrespetuoso!”, gritó.
“¡Cómo te atreves a hacerme esto! Soy una esposa fiel, la madre de tus hijos. Te voy a dejar. Quiero el divorcio ahora mismo”.
El marido contestó: “Espera un momento, para que al menos pueda contarte lo que ha pasado”.
“Adelante”, sollozó ella, “¡Pero serán las últimas palabras que me dirás!”.
Así que el marido comenzó,
“Bueno, estaba entrando en el coche para ir a casa, y esta joven me pidió que la llevara.”
“Parecía tan abatida e indefensa que me apiadé de ella y la dejé subir al coche”.
“Me di cuenta de que estaba muy delgada, mal vestida y muy sucia”.
“Me dijo que no había comido en tres días”.
“Así que, en mi compasión, la llevé a casa y calenté las enchiladas que te hice anoche”.
“Las que no querías comer por miedo a engordar”.
“¡La pobre las devoró en un momento!”
“Como necesitaba una buena limpieza, le sugerí que se diera una ducha y, mientras lo hacía, me di cuenta de que su ropa estaba sucia y llena de agujeros, así que la tiré”.
“Luego, como necesitaba ropa, le regalé los vaqueros de diseño que tienes desde hace unos años, pero que no te pones porque dices que son demasiado ajustados”.
“También le di la ropa interior que fue tu regalo de aniversario, que no te pones porque no tengo buen gusto”.
“Encontré la blusa sexy que mi hermana te regaló en Navidad y que no te pones sólo para molestarla”.
“También doné esas botas que compraste en la boutique cara y que no usas porque alguien en el trabajo tiene un par igual”.
El marido tomó un rápido respiro y continuó,
“Estaba tan agradecida por mi comprensión y ayuda, que mientras la acompañaba a la puerta, se volvió hacia mí con lágrimas en los ojos y me dijo”…
“¿Tienes algo más que tu mujer no use?”