Un hombre llega a casa completamente borracho una noche.
Entra de golpe por la puerta y se encuentra con su mujer, que frunce el ceño y no está nada contenta.
“¿Dónde diablos has estado toda la noche?”, le pregunta.
“En este nuevo bar”, dice él. “El Golden Saloon. Todo allí es dorado. Tiene enormes puertas doradas, un suelo dorado e incluso el urinario es dorado”.
La mujer sigue sin creerse su historia y, al día siguiente, consulta la guía telefónica y encuentra un local al otro lado de la ciudad llamado Golden Saloon.
Llama al local para comprobar la historia de su marido.
“¿Es este el Golden Saloon?”, pregunta cuando el camarero responde al teléfono.
“Sí, lo es”, responde el camarero.
“¿Tienen unas enormes puertas doradas?”.
“Claro que sí”, responde.
“¿Tienen suelos dorados?”, pregunta la mujer.
“Desde luego que sí”, le asegura él.
“¿Y urinarios de oro?”, pregunta ella con escepticismo.
Hay una larga pausa, y luego la mujer oye al camarero gritar…
“¡Eh, Duke, creo que tengo una pista sobre el tipo que se meó en tu saxofón anoche!”.