Perdidos en el mar, dos irlandeses, Patrick y Michael, estaban a la deriva en un bote salvavidas tras una dramática huida de un carguero en llamas.
Mientras rebuscaba entre las provisiones del barco, Patrick se tropezó con una vieja lámpara.
Esperando secretamente que apareciera un genio, frota la lámpara con fuerza.
Para su sorpresa, apareció un genio.
Este genio, sin embargo, dijo que sólo podía pedir un deseo, no los tres habituales.
Sin pensarlo mucho, Patrick soltó,
“¡Cambia todo el océano en cerveza Guinness!”
El genio aplaudió con un estruendo ensordecedor, e inmediatamente todo el mar se convirtió en la mejor cerveza jamás probada por los mortales.
Simultáneamente, el genio desapareció.
Sólo el suave chapoteo de la Guinness en el casco rompió la quietud mientras los dos hombres consideraban sus circunstancias.
Michael miró incrédulo a Patrick y, tras un largo momento de tensión, habló.
“¡Idiota, Patrick!…”
“Ahora tenemos que orinar en el barco”.