Tres toros se enteraron de que el ganadero iba a traer otro toro al rancho.
Primer toro: “Llevo aquí cinco años. No le voy a dar a este nuevo toro ninguna de mis 100 vacas”.
Segundo toro: “Llevo aquí tres años y me he ganado mi derecho a 50 vacas. Me quedo con todas mis vacas”.
Tercer toro: “Sólo llevo un año aquí, y hasta ahora, ustedes sólo me han dejado tener 10 vacas. Puede que no sea tan grande como vosotros, pero me quedo con mis 10 vacas”.
Justo en ese momento, un camión de 18 ruedas se detiene en el pasto llevando el toro más grande que jamás hayan visto. Con 4.700 libras, cada paso que da pone en tensión la rampa de acero.
Primer toro: “Creo que puedo prescindir de algunas vacas para nuestro nuevo amigo”.
Segundo toro: “En realidad tengo demasiadas vacas de las que ocuparme. Puedo prescindir de algunas. Desde luego, no busco una discusión”.
Miran al tercer toro y lo encuentran manoteando la tierra, sacudiendo los cuernos y resoplando.
Primer toro: “Hijo, no seas tonto, deja que se lleve algunas de tus vacas y vive para contarlo”.
Tercer toro: “Demonios, puede tener todas mis vacas. Sólo me aseguro de que sepa que soy un toro”.
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