Una rubia y una morena están pasando un día libre juntas en el lago local.
Como están solas, deciden bañarse desnudas y disfrutar del buen tiempo.
Después de retozar durante unos 30 minutos, deciden que ya han tenido suficiente diversión.
Justo cuando salen del agua, llegan dos autobuses que aparcan justo delante de ellos.
Para su sorpresa y horror, los autobuses estaban llenos de hombres de la iglesia local a la que ambos asisten.
Sin ningún lugar donde esconderse y con la ropa fuera de su alcance, la rubia intenta en vano cubrirse las partes íntimas y corre a esconderse.
La morena, en cambio, se cubre la cara y corre detrás de la rubia.
Cuando se pierden de vista, la rubia dice: “Dios, ¿cómo vas a enfrentarte ahora a esos hombres en la iglesia? Ni siquiera has intentado cubrir tu feminidad”.
A lo que la morena responde,
“Bueno, no sé tú, pero esos hombres sólo me reconocen por mi cara”.