Chiste divertido (sucio): Una iglesia tenía una organista muy atractiva y con grandes pechos

Una pequeña iglesia tenía una organista muy atractiva de grandes pechos llamada Karen.

Sus pechos eran tan grandes que rebotaban y se movían mientras tocaba el órgano.

Desgraciadamente, esto distraía considerablemente a la congregación.

Las señoras de la iglesia, muy correctas, estaban horrorizadas.

Dijeron que había que hacer algo al respecto, o tendrían que conseguir otro organista.

Así que una de las señoras se dirigió a Karen con mucha discreción para comentarle el problema, y le dijo que machacara unos caquis verdes astringentes y se los frotara en los pezones y sobre los pechos, lo que haría que se redujera su tamaño.

Pero le advirtió a Karen que no probara ninguno de los caquis verdes porque eran tan agrios que le harían fruncir la boca y no podría hablar bien durante un tiempo.

La voluptuosa organista aceptó a regañadientes probarlo.

El domingo siguiente por la mañana el cura subió al púlpito y dijo,

“Rocío a trecumstanthis bewond mi contwol, no tendremos un termón este día”.

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