Un tipo llama a una empresa y pide su programa de pérdida de peso de 5 días y 5 libras.
Al día siguiente, llaman a la puerta y se presenta ante él una voluptuosa y atlética joven de 19 años vestida únicamente con un par de zapatillas Nike y un cartel en el cuello.
Se presenta como representante de la empresa de adelgazamiento.
El letrero dice: “Si puedes atraparme, puedes tenerme”.
Sin pensárselo dos veces, sale tras ella.
Unos kilómetros más tarde, resoplando y resoplando, finalmente se da por vencido.
La misma chica aparece durante los cuatro días siguientes y ocurre lo mismo.
Al quinto día, se pesa y está encantado de ver que ha perdido 2,5 kg, como había prometido.
Llama a la empresa y pide su programa de 5 días/10 libras.
Al día siguiente, llaman a la puerta y aparece la mujer más impresionante, hermosa y sexy que ha visto en su vida.
Sólo lleva puestas unas zapatillas de correr Reebok y un cartel en el cuello que dice: “Si me coges, puedes tenerme”.
Pues bien, sale por la puerta tras ella como un tiro.
La chica está en excelente forma y él hace todo lo posible, pero no hay suerte.
Así que durante los cuatro días siguientes, se repite la misma rutina y él se va poniendo cada vez más en forma.
Al quinto día, cuando se pesa, descubre que ha perdido otros 5 kilos, como había prometido.
Decide ir a por todas y llama a la empresa para pedir el programa de 7 días/25 libras.
“¿Está seguro?”, le pregunta el representante al teléfono. “Este es nuestro programa más riguroso”.
“Absolutamente”, responde, “no me he sentido tan bien en años”.
Al día siguiente llaman a la puerta; y cuando la abre se encuentra con un tipo enorme y musculoso de pie que no lleva más que unas zapatillas de correr rosas y un cartel alrededor del cuello que dice…
“Si te cojo, eres mío”.
Esa semana perdió 33 libras.