Una pareja de amantes estaba en plena acción en la cama cuando de repente oyeron un ruido en la puerta. La mujer se asustó y le dijo a su amante: “¡Mi marido, mi marido está aquí! Salta por la ventana”.
Sin pensárselo dos veces, el amante saltó desnudo por la ventana y aterrizó entre unos arbustos. Rápidamente se levantó y se unió a una maratón que estaba teniendo lugar en la calle. Corrió junto a los demás corredores, intentando pasar desapercibido a pesar de su total desnudez.
En mitad de la carrera, otro corredor se dio cuenta y le preguntó: “Eh, amigo, ¿cuál es tu número de participante?”.
El amante, con expresión seria, respondió: “Bueno, en realidad hoy no tengo número…”.
El otro corredor, sorprendido, continuó: “¿Por qué corres descalzo entonces?
El amante respondió: “Bueno, necesito airear los pies; el médico me recomendó correr fresco debido a mi hipertensión. Si no lo hago, empiezo a sentirme mal’.
El corredor seguía asombrado: “Pero, ¿por qué no llevas camiseta?
El amante explicó: “La brisa en mi cuerpo es buena para la circulación. Me ayuda con la hipertensión. Pero no te preocupes, llegaremos juntos a la meta”.
Finalmente, el otro corredor dijo: “¿Y qué pasa con la falta de pantalones o ropa interior?
El amante, sin perder la compostura, respondió: ‘Ah, es porque necesito mantener esta zona bien ventilada. Si no, mi hipertensión podría causarme problemas estomacales y otros inconvenientes…’.
El incrédulo corredor dijo: ‘Ya veo, entonces el condón es por si llueve, ¿no?'”.