Una mujer atrevida entra en un bar y se queda mirando a un vaquero que lleva unas botas enormes encima de una mesa.
Le pregunta juguetonamente si el tamaño de sus pies se corresponde con su reputación.
Con una sonrisa pícara, él la invita a su casa para poner a prueba el mito.
La curiosa mujer acepta la oferta, pero al día siguiente le da cien dólares al marcharse.
Pensando que es un vaquero loco, se enorgullece.
Sin embargo, la respuesta de la mujer le deja con cara de asombro.
“Coge el dinero y cómprate unas botas más finas, vaquero”.