Una mujer embarazada de trillizos tuvo un accidente de caza con una escopeta de aire comprimido.
La operaron de urgencia, pero no pudieron extraerle 3 de los fragmentos de bala sin poner en peligro a los niños, así que se los quedaron dentro.
Más tarde da a luz a dos niños y una niña, todos sanos y en buen estado. Pasa el tiempo y ya nadie piensa en el accidente, cuando todos se convierten en adolescentes.
Un día, uno de los niños corre a decir a su madre: “Mamá, estaba de pie delante del retrete, haciendo pis, cuando de repente he oído un fuerte PLING”.
La madre, recordando el accidente, le dice que no se preocupe, que no volverá a ocurrir.
Al día siguiente, la hija viene corriendo a verla.
“¡Mamá, estaba sentada en el váter, haciendo pis, cuando de repente he oído un agudo PLING!”.
De nuevo, la madre le dice que no se preocupe, que no volverá a ocurrir.
De nuevo un día después, el último hijo vino corriendo hacia su madre.
Ella le dijo: “Lo sé, estabas haciendo pis y oíste un ruido raro, ¿verdad?”.
“No…”, dijo el hijo, rascándose la cabeza.
“Estaba viendo una de las, uhhh, películas exóticas de papá, y cuando yo, uhh, me excité,”…
“¡De alguna manera disparé al gato!”