La hermana Mary Margaret se despertó al ver salir el sol y se dio cuenta de que llegaba tarde.
Presa del pánico, se puso la ropa y bajó corriendo a las oraciones de la mañana.
Al pasar junto a la hermana Agnes, una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro. “Vaya, vaya, vaya, alguien se ha levantado hoy con el pie izquierdo”, bromeó la hermana Agnes, incapaz de resistirse.
La hermana Mary Margaret puso los ojos en blanco, ligeramente molesta, y se apresuró a seguir su camino.
Pero su mala suerte aún no había terminado.
La hermana Martha la vio y no pudo evitar unirse a la diversión. “¡Parece que hoy alguien se ha levantado con el pie izquierdo!”. La hermana Martha se rió, incapaz de contenerse.
Ahora aún más irritada, la hermana Mary Margaret corrió hacia la sala de oración.
Justo cuando pensaba que no podría aguantar más bromas, se cruzó con la hermana Elizabeth.
Sudando por la frente, le advirtió: “¡No te atrevas a decir ‘Hoy alguien se ha levantado con el pie izquierdo’ o te daré una buena bofetada!”.
La hermana Elizabeth se limitó a sonreír y replicó: “Oh, no, querida hermana, no iba a decir eso”…
“¡Sólo me preguntaba por qué estás desfilando con las zapatillas del obispo!”.