Un pastor está cuidando su rebaño en un remoto pastizal.
Cuando, de repente, aparece un reluciente BMW rojo. El conductor es un joven con traje de Armani, zapatos de Ferragamo y gafas de sol polarizadas.
Saca la cabeza por la ventanilla y pregunta al pastor: “¡Eh! Si puedo decirle cuántas ovejas tiene en su rebaño, ¿me da una?”.
El pastor le mira y acepta.
El conductor enchufa su móvil a un ordenador portátil, lo conecta a un GPS e inicia un escáner remoto de la zona. Durante el proceso envía algunos correos electrónicos.
Tras recibir las respuestas, imprime un informe de 100 páginas en la impresora portátil de la guantera y anuncia con orgullo al pastor: “Tienes exactamente 1.478 ovejas”.
A lo que el pastor responde: “Impresionante. Puede elegir una oveja de mi rebaño”.
Observa cómo el hombre recoge un animal y lo carga en su coche.
Entonces el pastor le dice: “Si puedo decirle exactamente cuál es su negocio, ¿me devolverá mi animal?”.
“Está usted en ello”, responde el joven.
“Usted se dedica a la política”, dice el pastor con prontitud.
“¡Tiene usted razón! ¿Cómo has podido adivinarlo?”, dice el hombre, visiblemente sorprendido.
“No era una suposición”, responde el pastor. “Entras en mi campo sin invitación. Quieres que te pague por una información que ya conozco. Respondes a preguntas que no he hecho y no sabes nada de mi negocio”.
“Ahora, devuélveme a mi perro”.