El Llanero Solitario fue emboscado y capturado por una partida de guerra india enemiga.
El jefe indio proclama: “¿Así que TÚ eres el gran Llanero Solitario? En honor a la Fiesta de la Cosecha, serás ejecutado en tres días, pero antes de matarte, te concedo tres peticiones. ¿Cuál es tu primera petición?”
El Llanero Solitario responde: “Me gustaría hablar con mi caballo, Silver”.
El Jefe asiente.
Silver es llevado ante el Llanero Solitario, que le susurra al oído, y el caballo se aleja al galope.
Más tarde, esa misma noche, Silver regresa con una hermosa mujer rubia a cuestas.
Mientras el Jefe Indio observa, la rubia entra en la tienda del Llanero Solitario y pasa la noche.
A la mañana siguiente, el jefe indio admite que está impresionado. “Tienes un caballo muy fino y leal, pero aun así te mataré en dos días. ¿Cuál es tu segunda petición?”
El Llanero Solitario vuelve a pedir hablar con su caballo.
Silver se acerca a él y vuelve a susurrarle al oído.
Como antes, Silver despega y desaparece en el horizonte.
Esa misma noche, para sorpresa del jefe, Silver vuelve de nuevo, esta vez con una voluptuosa morena, más atractiva que la rubia.
Entra en la tienda de los Llaneros Solitarios y pasa la noche.
A la mañana siguiente, el jefe indio vuelve a quedar impresionado. “Eres un hombre de muchos talentos, pero igual te mataré mañana. ¿Cuál es tu última petición?”
El Llanero Solitario responde: Me gustaría hablar con mi caballo, a solas.
El Jefe siente curiosidad, pero acepta.
Silver es llevado a la tienda del Llanero Solitario.
Una vez que están a solas, el Llanero Solitario agarra a Silver por las dos orejas, le mira fijamente a los ojos y le dice: “¡Escucha, con mucha atención! POR ÚLTIMA VEZ, HE DICHO…”
“¡TRAE A POSSE!”